dimarts, 13 de maig del 2008

Yo, Marcela

Yo, Dorotea
- Todos los vecinos de mi pueblo dicen que es por mi culpa, que por mi culpa él se marchó. Pero yo no hice nada, no tuve nada que ver con su partida... porque... ni siquiera lo conocía. Había oído su nombre alguna vez, cuando iba a comprar, pero nunca lo había visto en persona. No sé por qué vosotros también decís eso, pues su partida fue por su propia culpa.
Es cierto que al cabo de poco tiempo alguien me seguía, cuando iba al mercado, cuando iba hacia mi casa, cuando estaba en el campo... pero yo no sabía que fuese alguno de tan alto estamento.
Cuando me lo dijeron no me lo podía creer. Que alguien tan noble se interesase por una campesina como yo.
No entiendo por qué decís que tenía que quererlo, porque no me gustaba. Nunca me había gustado y ahora, porque él me quisiese a mí no tenía porque gustarme.
Si se ha ido a sido por su culpa, no por la mía. Yo no he tenido nada que ver con su ausencia.
Por todo lo que ahora he dicho tenéis que creer que no ha sido culpa mía, que porque él fuese de la alta sociedad no tenía porque gustarme. Por lo que os pido que no sigáis diciendo esas cosas de mí. Que si se fue, ha sido por su propia desgracia.
Yo le seguí hasta estas tierras en las que ahora me encuentro, pero no conseguí que regresase a su ciudad y ahora, si me permitís, voy a retirarme por estos bosques de Sierra Morena, hasta que decida volverme a mi casa. Por favor no me sigáis, que ahora quiero ser libre y estarme en este sitio el tiempo que yo quisiera. Y otra cosa os pido, dejad de decir que fue mía la culpa, que si él se partió no fue sino por su propia desgracia y el engaño que le dio su corazón.